Nunca sabemos cuán fuertes somos ni de que pasta estamos hechos hasta que no despertamos un día hechos pedazos por las cosas que la vida pone en nuestro camino. Ese momento es muy doloroso pero crucial en nuestro crecimiento espiritual. Empezamos a analizar todos los pedazos y pegarlos para formar un entero otra vez. Pero este entero será mucho más fuerte y más sabio.
Hay que agradecer siempre la oportunidad de construir algo nuevo.
Me gusta. Me gusta mucho. Gracias y un abrazo
Gracias, Félix. Abrazos! 🙂