¿Dios? Soy yo. ¿Por qué no contestas mis mensajes?

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Antes la gente hablaba más. Cara a cara. No sé si era mejor o peor, no tengo la edad suficiente para juzgar como eran antes las personas que tenían la edad que tengo yo en este momento.

Supongo que era…diferente. Lo más probable los sentimientos eran expresados utilizando palabras sencillas sin la ayuda de poemas y música romántica con citas personalizadas. Para comunicar con la pareja se escribían cartas o notas perfumadas y selladas con un beso.

Ahora utilizamos el chat, el correo electrónico y miles de otros programas que tenemos en nuestro teléfono inteligente.  

Escondidos detrás de una pantalla (y es que de pantallas tenemos muchísimas: la del teléfono móvil, la del ordenador, de la tableta, etc) encontramos el valor de comunicar sentimientos de lo más diversos: declaramos el amor utilizando frases hechas adornadas con corazones o estrellas brillantes que encontramos en internet, nos separamos escribiendo una carta quejándonos de nuestra cónyuge que luego subimos al facebook para que todo el mundo sepa detalles de nuestra vida intima, o peor aun le pedimos matrimonio a nuestra pareja a través de un video de youtube que miles de personas podrán ver y comentar.

El problema no es que ahora utilicemos  más estas herramientas para comunicar sino que cada vez lo que hablamos cara a cara es más superficial e insignificante. Ya no tenemos nada que hablar cuando tenemos otras personas a nuestro alrededor.

Al encontrarnos a amigos que hace años que no vemos ya no hace falta preguntar cosas sobre su vida porque ya lo sabemos todo: vemos cada día sus fotos en el facebok y twitter y sabemos cuándo se casó, cuando se divorcio, cuando nacieron sus hijos y donde hace normalmente sus vacaciones.

Entonces empezamos a hablar sobre el tiempo, sobre la crisis, sobre los bancos, los políticos corruptos, sobre los nuevos programas de televisión. Conversaciones vacías, sin consistencia. Vivimos cada uno en el mundo que nuestro teléfono inteligente nos proporciona. Cuanto más caro el teléfono, más alejado el mundo que crea.

Todavía hablamos, sí, pero no nos decimos nada. Las cosas importantes las discutimos…online.

 Foto: http://www.doctortecno.com